04 diciembre 2010

Cómo terminar con el asunto Wikileaks

Por Witilza Visigo



"Irán está comprando misiles balísticos a Corea del Norte" dijo el Departamento de Estado de Hillary Clinton y a renglón seguido procuraba que los medios reflejaran esa "realidad" completamente tergiversada  de lo que estaba sucediendo en el mundo y especialmente en Oriente Medio. Esa mentira sobre los misiles les permitió, por ejemplo, justificar ante la comunidad internacional el nuevo plan de despliegue de misiles balísticos de Obama. Lo que resulta sorprendente es que los periodistas que trabajan en esos medios no se cuestionaran nunca esa "realidad" y la replicaran tal cual, utilizando el mismo lenguaje y las mismas falacias que les llegaban en bandeja desde la Casa Blanca. Esa conformidad es sin duda una práctica saludable para los intereses corporativos de esos medios y mucho me temo que lo seguirá siendo.

El caso es que una web como Wikileaks nunca hubiera llegado a existir si esos saludables medios, los medios establecidos, los de siempre, los "oficiales", hicieran su trabajo como es debido. La pregunta que me hago aquí es qué hubiera sucedido si el soldado Brad Manning le hubiera entregado los documentos al New York Times en vez de a Wikileaks. Pues mucho me temo que seguiríamos creyendo que Irán compró los misiles y sin pruebas de esa ingente cantidad de mentiras y delitos que el gobierno de los EE.UU. parece cometer a diario. Es decir, seguiríamos en nuestro habitual estado de idiotez. Hasta el soldado Manning sabía eso y por eso decidió enviarlo todo a Wikileaks.

Julian Assange ha demostrado ser un genio, no hay más que ver la forma en la que ha gestionado el filtrado de los telegramas, ahora llamados "cables". No los ha hecho públicos directamente, no le quemaron las manos. Se ha tomado su tiempo (seguramente los tiene desde el pasado més de julio) y se los ha entregado a cuatro diarios de máxima audiencia en países europeos. Y no todos, no, hasta ahora no ha entregado ni el 1% del material del que dispone. Assange está observando atentamente lo que hacen con lo que ya tienen. El equipo de Wikileaks en Londres sigue con detalle el trabajo de esos cuatro diarios y controla si hacen correctamente sus deberes. Esas mismas empresas de comunicación que Assange desprecia, esas que son en la práctica sólo los brazos de grandes corporaciones empresariales; The Guardian, El País, Le Monde y der Spiegel, esas mismas que hubieran negociado con la información en su propio y exclusivo interés comercial, las mismas que se hubieran autocensurado, las que como mucho nos hubieran proporcionado sólo una migajas, esas, esas mismas, son las que le están haciendo el trabajo a Assange. La jugada ha sido magistral.

Julian Assange ha cambiado la forma en la que
se hará política exterior.

Assange lleva ya mucho tiempo lidiando con filtraciones a la prensa y conoce bien cuáles son sus debilidades. Como buen hacker ha estudiado el comportamiento de los medios y ha sabido utilizarlo. Ha creado una nueva categoría, la de hacker político de primer orden. Bien es verdad que las condiciones para que algo así sucediera se estaban fraguando desde hace ya muchos años. El pobre soldado Manning no pudo asimilar tanta hipocresía mientras veía a sus compañeros caer inutilmente en Iraq. Cuando un gobierno se vende a sus propios ciudadanos con unos valores, no ya distintos, sino contrarios a los que profesa en la realidad, al final algo así es inevitable. Al final de sus tribulaciones personales Bradley Manning se decidió por el buen camino, el camino del ciudadano responsable e hizo lo que le habían enseñado desde niño en su colegio de Oklahoma.

Que nadie se confunda, no voy de buenista ni de naif, no estoy abogando por una transparencia absoluta en el ámbito diplomático. Eso sería en la práctica como acabar con la esencia de la diplomacia, el antiguo arte de mentir. No creo que nadie en sus cabales piense que no debieran existir secretos diplomáticos. Pero aquí no estamos hablando de eso, estamos hablando de valorar hasta qué punto se puede y se debe ejercer la responsabilidad como ciudadano cuando a uno le ponen delante las pruebas de los engaños y delitos que está cometiendo su amado país. El auténtico delito aquí creo que sería no hacer nada. Ya desde los juicios de Nuremberg sabemos, y lo sabía Manning, que "cumplir órdenes" no es un eximente de la responsabilidad. Si Manning, Wikileaks o The Guardian se hubiesen autocensurado, si cualquiera de ellos lo hubiese dejado pasar, estarían siendo cómplices, en este caso encubridores, de los delitos que está cometiendo el gobierno de los EE.UU.

Wikileaks ha demostrado en este caso, además de inteligencia, una enorme sofisticación dejando que sean los medios especializados quienes filtren en última instancia la información. Desde ese momento hablamos ya de una responsabilidad compartida. No se podrá procesar a Assange por "publicar" esa información sin antes haber condenado a los editores de esos cuatro diarios . El Departamento de Estado norteamericano lo sabe y por eso quiere ahora distinguir entre "medios de comunicación" y Wikileaks. Así los medios de comunicación "con carnet" estarían amparados por la Primera Enmienda y Wikileaks podría ser declarado grupo terrorista. Ese será a estas alturas el sueño imposible de Clinton y otros muchos en Washington. Francamente creo que es imposible hacer esa distinción desde una perspectiva legal, y por eso auguro que la estrategia de ataque a Wikileaks pasará por destruir su reputación. Lo estamos viendo ya con el caso de la "violación" por la cual la Interpol está buscando ya a Assange. En realidad el supuesto delito cometido por Assange sólo lo es en Suecia. En ningún otro país algo así sería delito y de hecho el fiscal archivó la denuncia en una primera instancia. Las dos chicas con las que Assange tuvo sexo consentido le denunciaron por no llevar puesto el condón. Estamos hablando de chicas de treintaytantos, profesoras de universidad, nada de niñas adolescentes. Pues nuestra temida Interpol está persiguiendo al estratega de la mayor filtración de secretos de la historia por no ponerse un condón, así es como están las cosas. Y esta orden de detención sale justo dos días después de que se hiciera pública la filtración. Aunque parece de risa, muchos medios entran al trapo y siguen el juego de la "violación" haciéndose cómplices del ataque a la reputación de Assange. La siguiente fase será inventar mentiras o medias verdades, o medias mentiras que demuestren que Wikileaks o Assange se gastaban el dinero de las donaciones en wiski o putas. Al tiempo.

La realidad es que aquí se está persiguendo a los buenos, a los que han denunciado la corrupción, la mentira y el delito. No estan persiguiendo a alguien que difama, miente y calumnia, ni a quienes bombardean un país de forma ilegal, ni a quienes obtienen subrepticiamente el DNA de diplomáticos en las Naciones Unidas para hacer vete tu a saber qué, sino a quien está desvelando la verdad. Es el mundo al revés. Por suerte para todos la torpeza de los malos es mayúscula. Su empeño en cerrar Wikileaks solo ha logrado que el mensaje se replique y se multiplique aún más. Me da la impresión de que algunos no se enterarán nunca de qué va esto de Internet. Me imagino que este caso de Wikileaks les ayudará a comprender que hay un antes y un después de Wikileaks, pero que el resultado final, como siempre, es que la verdad siempre termina por salir a flote.