11 noviembre 2009

El Alakrana: la opinión pública contra el Estado de Derecho


Por Witilza Visigo

La historia del Alakrana debería pasar a los manuales que se estudian en las escuelas de negocios y en las academias militares para ilustrar el capítulo de lo que NUNCA debe hacerse.

El Estado de Derecho va a claudicar. Así es, en ningún caso nos podríamos enfrentar con éxito a un arma de fabricación casera que ya ha demostrado ser capaz de inutilizar el avanzado armamento de miles de millones de euros del que disponen los ejércitos modernos.

Pero vayamos al principio. Es posible que el CNI no haya hecho bien su trabajo o que nuestros políticos no hayan seguido sus consejos. Pero ahora eso ya no importa, ahora la situación es otra, acaba de intervenir la opinión pública y eso lo cambia todo.

El Gobierno ha dicho que la solución no va a ser militar, seguramente por el coste político que podría tener un desenlace televisado con víctimas, funerales y reproches en directo. Además se trata de un precio que en el caso concreto del País Vasco podría llegar a ser fatal para el PSOE e incluso el PP. Por lo tanto lo más importante ahora es, pues, la solución del problema (liberar a los secuestrados) dejando a salvo las apariencias (violación del Estado de Derecho) por haber cedido a un chantaje. ¿Todos conformes? Pues no.
A mí me gustaría recordar que el Estado de Derecho -un concepto que en mi opinión usamos muy a la ligera-, es una conquista de nuestra civilización, nos ha costado cientos de guerras, miles de años, millones de vidas humanas. No hemos llegado aquí gratuitamente, no ha sido como el maná bíblico, no nos lo han regalado. Muy al contrario, se trata quizás de la más importante conquista de la humanidad. 
Sería muy triste ver cómo además de engañar a los ciudadanos con trucos legales y mentiras, el Gobierno cede ante el chantaje y acaba entregando a los dos somalíes procesados por la Audiencia Nacional. Si eso ocurriera, no sólo no garantizaría la liberación de los marineros, sino que sería una violación Estado de Derecho, sería como escupir encima de la tumba de todos aquellos que han muerto por conquistar nuestras libertades, sería como decirle a las mujeres que volvieran a su estado de sumisión para que no sean maltratadas. ¿Es esto lo que queremos?
Si este secuestro pasa como parece que va a ocurrir, por pagar y ceder al chantaje ¿qué vamos a hacer cuando ETA secuestre al próximo Miguel Ángel Blanco? 
Pues os voy a decir qué criterio es el que se acabaría imponiendo: el del coste político. Según la repercusión mediática y el desequilibrio electoral que pudiera producir, así actuará el Gobierno de turno. Las frases a emplear serían "No se puede ceder" o "Lo importante es solucionar el problema humano" según convenga en uno u otro caso. No hay más. Se acabó el Estado de Derecho, el Imperio de la Ley, volvemos a la Edad Media. Ahora estamos a merced de la conveniencia política y de su progenitora, la caprichosa opinión pública, esa nueva diosa de la civilización en este s. XXI.

Efectivamente es esa malcriada y voluble opinión pública, no la Ley, ni el Estado, ni el Parlamento, quien en realidad nos Gobierna. Lo hemos visto ya en varias ocasiones, no sólo en España sino en cualquier país del primer mundo. Cualquier cosa que no tenga un rédito electoral estaría fuera de discusión. Un ejemplo: bastó un video en Internet con tres cooperantes secuestrados pidiendo clemencia para que la opinion pública japonesa terminara obligando al gobierno de Junichiro Koizumi a retirarse de Iraq. Un lugar al que por cierto no deberían haber ido nunca. Toda una victoria asimétrica de la resistencia iraquí. Esto nos revela la enorme fuerza de un arma tan simple. Salvando las distancias entre ambos casos, en el Alakrana nos enfrentamos ante lo mismo.
Ese puñado de desarrapados que ha secuestrado el Alakrana no es ignorante, saben muy bien cuál es el talón de Aquiles de nuestra sociedad y han logrado acceder la opinión pública española a través de los propios secuestrados.

Es incomprensible que los responsables de este caso no hayan bloqueado y controlado las comunicaciones del Alakrana y que al final se haya llegado a este punto. La culpa no es de los medios, ni de las familias de los marineros, es de un Gobierno y de un equipo incompetente. Ahora piden silencio y confianza para tratar de arreglar el desaguisado. Los medios no han sido los responsables, son sólo eso, un medio, llevan el mensaje, lo amplifican e involuntariamente lo convierten en un explosivo político, un artefacto que han entregado a la opinión pública y que ahora puede reventar en cualquier lugar. En este momento es la Audiencia Nacional quien está tratando de desactivarlo, le han pasado el muerto desde La Moncloa por si ocurre lo peor. De eso no hay que dar clases a nuestros políticos, ya tienen el master de cómo eludir responsabilidades, son los mejores.
El verdadero chantaje no es el de los piratas, sino el que le hace la opinión pública al Estado de Derecho. Ese chantaje se reproducirá en muchas más ocasiones, lo veremos con frecuencia y se convertirá sin duda en una guerra, una más en esa larga historia de conquista por nuestros derechos y por nuestra libertad.
Quien aún no lo vea claro, que espere a que los secuestradores del Alakrana suban un video a Internet en el que se vea cómo le cortan la cabeza a uno de los marineros. Ojalá nunca suceda. Pero un simple video en la web de no más de 10 euros, de fabricación casera,  podría convertir en chatarra todo nuestro sistema legal, poner en peligro la futura seguridad y libertad de otros muchos españoles -y no me refiero sólo a marineros-, sin hablar ya de lo inútil y ridículo que llegaría a ser en todo esto, el costoso y sofisticado armamento de nuestro ejército.

1 comentario:

Javier dijo...

no le falta razón aunque es algo dramático. el chantaje de la opinion publica en caso de existir sería al gobierno mas que al estado de derecho creo yo.

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